jueves, 19 de mayo de 2011

Lo ominoso

En “Lo ominoso”, Freud se ocupa de un ámbito de la estética del que la bibliografía especializada en la materia no lo hace. Esto es porque la estética suele interesarse por lo bello y atractivo en lugar de lo repulsivo y lo penoso. Este ámbito, es el de lo ominoso, que pertenece al orden de lo terrorífico y de lo que causa angustia y horror.
Freud define a lo ominoso como aquella variedad de lo terrorífico que se remonta a lo antiguo y lo familiar. Sin embargo, no todo lo antiguo y familiar se vuelve ominoso. Freud se pregunta “¿Cómo es posible que lo familiar devenga ominoso […]?”
Entre las acepciones del término alemán ‘heimlich’ se encuentran: 
  • Lo familiar, antiguo;
  • Lo clandestino, oculto, escondido.
La palabra ‘unheimlich’ es el opuesto de ‘heimlich’ en la primera acepción, es decir, algo nuevo e imprevisto. ‘Unheimlich’ es todo lo que estaba destinado a permanecer en secreto y salió a la luz. Entonces, por la ambivalencia del término ‘heimlich’ coincide con su opuesto ‘unheimlich’.
Una de las fuentes del sentimiento ominoso, serían los deseos y creencias infantiles. Por ejemplo, el deseo de que las muñecas cobren vida.
Otra fuente, es la presencia de dobles. El doble, tiene su origen en una seguridad contra el sepultamiento del yo y nace en el narcisismo primario que gobierna la vida anímica infantil. Luego de esta fase, cambia el signo del doble (de ser un seguro de supervivencia pasa a ser un anunciador de la muerte) pero su representación no es sepultada junto con ese narcisismo sino que cobra un nuevo contenido a medida que se desarrolla el yo. En el interior del yo se forma una instancia que se encarga de la autoobservación y la autocrítica y que, por lo tanto, puede oponerse a las demás. Ésta se vuelve notoria como conciencia moral. Esta instancia toma como objeto al resto del yo. El carácter ominoso del doble se remonta a épocas primitivas. El doble deviene una figura terrorífica del mismo modo que los dioses se convertían en demonios.
La repetición de lo igual es otra fuente del sentimiento ominoso. Lo ominoso de esto, se deduce de la vida anímica infantil. Se siente como ominoso aquello capaz de recordar la compulsión interior de repetición.
Freud señala que lo ominoso es aquello que retorna provocando angustia (sin importar si esto en su origen fue angustioso o tuvo otro afecto). Si esta es la naturaleza de lo ominoso, se puede comprender que los usos de la lengua hagan pasar lo ‘heimliche’ (familiar) por su opuesto, ‘unheimlich’ ya que esto ominoso, no es algo nuevo, sino algo familiar y antiguo de la vida anímica que fue reprimido. Es decir, lo ominoso es aquello que estaba destinado a permanecer en lo oculto y salió a la luz.

Bibliografía:
  • Freud, S. (1992) Obras Completas. Lo ominoso (1919) Volumen XVII. 2a ed. Buenos Aires: Amorrortu.

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