sábado, 22 de junio de 2013

Los efectos de la marihuana en el cerebro

Como se dijo anteriormente, la principal sustancia química activa en la marihuana es el delta-9-tetrahidrocannabinol [o tetrahidrocarbocannabinol] (THC). El THC tiene efectos similares a los de una familia de moléculas llamadas cannabinoides endógenos o endocannabinoides producidos naturalmente por el cuerpo. Como ambas moléculas tienen la misma forma, interactúan de la misma manera con los receptores de las neuronas e influyen en los mismos procesos. Los cannabinoides endógenos ayudan a controlar procesos mentales y físicos tales como la memoria, la percepción, la coordinación motora fina, las sensaciones de dolor, la inmunidad y la reproducción. Cuando se fuma marihuana, el THC estimula excesivamente estos receptores y altera su funcionamiento normal. Esta sobreestimulación produce la intoxicación.
“Al fumar marihuana, el THC pasa rápidamente de los pulmones al torrente sanguíneo, de donde es transportado al resto del cuerpo, incluyendo al cerebro. Una vez en el cerebro, el THC se adhiere a lugares específicos en las células nerviosas llamados receptores de cannabinoides, afectando así la actividad de estas células. Algunas áreas del cerebro tienen muchos receptores de cannabinoides, otras tienen pocos o ningunos. Se pueden encontrar muchos receptores de cannabinoides en las partes del cerebro que ejercen influencia sobre el placer, la memoria, el pensamiento, la concentración, la percepción sensorial y del tiempo, así como el movimiento coordinado”. A continuación se muestran las zonas del cerebro con mayor cantidad de receptores de cannabinoides:

 
 
Otras regiones del cerebro en donde ha una concentración moderada de los receptores son:
   
 
Cuando el THC llega al cerebro, provoca euforia porque éste actúa sobre el sistema de gratificación y estimula las células nerviosas para que liberen una sustancia química llamada dopamina. Producto de esto se experimentan sensaciones placenteras, los colores y sonidos parecen más intensos, el tiempo parece transcurrir más lentamente, se siente mucha hambre y sed y también pueden temblar las manos y sentirse frías. Cuando pasa la euforia, se siente sueño o depresión. A veces, el uso de marihuana produce ansiedad, temor, desconfianza o pánico. Si las dosis son altas, también se puede experimentar una psicosis tóxica aguda que incluye alucinaciones, delirios y despersonalización.
Es por esto que el uso frecuente de marihuana deteriora la memoria, la atención, la coordinación, el equilibrio y el sistema inmune y aumenta el riesgo de cáncer de pulmón y de enfermedades respiratorias. Aún su uso ocasional puede causar ardor y quemazón en la boca y garganta, a menudo, acompañados por una tos fuerte. Su uso a largo plazo puede producir adicción. Las personas que tratan de dejarla reportan irritabilidad, dificultad para dormir, ansiedad y agresividad, llegando esta última a su pico una semana después de haber usado la droga por última vez.

Bibliografía:
  • National Intitutes of Health. (2005). Abuso de la marihuana. Publicación número 02-3859(S).